
Juan Carlos Pacheco el héroe sin capa
16 agosto, 2023Se cumplen 35 años de la tragedia que dio nacimiento a una leyenda, rendimos homenaje a la entrega del hombre, en uno de los hechos más dolorosos que se recuerda ocurridos en la Laguna.
A 35 años del suceso que se llevó la vida de seis personas en las aguas de la laguna Mar Chiquita, la historiadora e investigadora Mariana Zapata desde su sitio en Facebook, Había Una Vez, nos lleva a esos tiempos a través del relato de aquellos hechos, bajo la mirada del hombre que dio la vida decidido junto a un amigo a rescatar a un grupo de pescadores sorprendidos por el clima.
La localidad de la Para está ubicada a unos 50 km de Miramar de Ansenuza. Pueblo pujante y en constante crecimiento, basta recorrerlo para sorprenderse con su desarrollo cultural y natural de vanguardia ,y por supuesto también detalles que sorprenden despertando inquietudes.
En su ingreso este, pegadito al CIC se encuentra una obra arquitectónica con varias placas mencionando a un héroe local llamado Juan Carlos Pacheco, al igual que el barrio que lo rodea, este dato nos sumerge en un nuevo relato.
El contar historias se ha transformado en una gran responsabilidad, debido a lo que puede congregar, ya que la objetividad de algunos datos, que pueden o no estar acertados, se entremezclan con la subjetividad de vivencias movilizantes,como ésta , que más allá del dolor por la pérdida de vidas, cuenta las vivencias de un ser de luz que tuvo su paso terrenal por la localidad de La Para transformándose en leyenda.Pero ¿Quién fue Juan Carlos Pacheco?: Nació el 11 de enero de 1968, hijo de Elsa Micaela Pacheco, hermano de José, Celso y Marcelo . Creció en el Barrio Villa Guglieri de la localidad de La Para. Desde muy pequeño ayudó en la manutención del hogar trabajando como peón, ayudante de tambo, tractorista. Durante muchos años acompañó en las tareas rurales a Pichón Mare quien además lo capacito en el manejo de herramientas.
Como tantos habitantes costeros vivencio el crecimiento de la Mar Chiquita, y la adaptación de los habitantes para seguir con otros medios de subsistencia .
De trabajar la tierra, se transformó en un avezado pescador, ingresando a la laguna siempre con algún miembro de la familia Mare. Conoció cada detalle para navegar, churquis, alambrados, ramas o árboles sumergidos. Sabiendo con precisión, profundidad e inclemencias climáticas.
Para aquellos que comenzaban a incursionar en la tarea de pesca comercial era grato escuchar sus indicaciones como: lugar y hora para arrojar tramallos, y con precisión de orfebre a qué hora de madrugada levantarlos para volverlos a tirar.
Juan fue considerado uno de los mejores guías, para aquellos pescadores deportivos que llegaron entusiasmados a esta costa.
Como casi todos los jóvenes de época, en el año 1987, debió cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, volviendo a casa en cada franco .
Activo, inquieto y curioso, al ser dado de baja del ejército comenzó a trabajar como albañil en la ciudad de Córdoba, visitando a la familia todos los fines de semana, siempre llegando acompañado de algún pescador. En ese tiempo libre colaboraba con la familia Mare, en la atención al público, con el despacho de bebidas, alimentos, elementos de pesca y carnadas.
Muchos lo recuerdan transitar las proveedurías de la localidad en una estanciera de marca IKA , para cubrir en todo lo necesario a los pescadores y visitantes.
El otoño de 1988, mostraba una laguna colmada de agua y peces, siendo la barranca de la familia Mare , uno de los lugares elegidos para la pesca deportiva. Cientos de personas, especialmente los fines de semana, llegaban ansiosas de obtener su preciado tesoro.
Y fue en uno de esos festivos días de trabajo en donde sucedió esta tragedia que marcó a la localidad.

Elder Omar Candusso, en ese momento , subdirector General de Asuntos Comunales, relato en el libro “ Pueblos de Asenuza” este trágico episodio:
“ …El lunes 15 de agosto de 1988, era feriado por el traslado del 17. A partir del viernes 12, la concurrencia se notaba animada, se anunciaba un clima cálido y los apasionados de la pesca planeaban un placentero fin de semana.
Juan , llegó acompañado por su amigo José Walter Nievas , visorando días de mucho trabajo.
Dentro de los miles de visitantes que tenía el lugar se encontraba: René Daniel Saker, Sergio Gustavo Saker, Nelson Augusto Sosa, Fernando Darío Martín.
Era una tarde de domingo primaveral, la calma del agua hacía prever que desde una embarcación la pesca sería de mayor tamaño y más abundante. Y fue así como estos cuatro jóvenes ingresaron a la laguna en un pequeño bote a remo. Lo que fue difícil de suponer que se desataría un fuerte viento sur de manera brusca. Los más conocedores volvieron a la costa con prontitud, mientras que la falta de práctica con los remos de los cuatro amigos les jugó una mala pasada y como resultado, la barca, presa del temporal fue arrastrada mar adentro con todos sus ocupantes …
En ese momento regresaban de comprar provisiones, Juan y José , al observar la desesperación y los gritos del resto de los visitantes, no dudo en correr hacia una lancha preparada para la pesca comercial , la cual contaba con un motor fuera de borda de 25 Hp, dos salvavidas, linternas, sogas y demás elementos para casos de emergencia. Aunque muchos advirtieron de lo peligroso de la osadía, este hombre de mar puso en marcha la embarcación y partió junto a su inseparable amigo…
La tarde se había transformado en un anochecer brumoso y solo se divisaban cuando eran elevados por la cresta de la ola, pasaban las horas, el anochecer se transformó en noche cerrada y a lo lejos se divisó la luz de una linterna. La desazón se apoderó del gentío y los rostros comenzaron a desencajarse…”
Fuerzas vivas provinciales , baqueanos y comunidad en general participaron y colaboraron de una u otra manera en tan desesperada búsqueda.
…”El día martes 16 se comenzaron a dar los primeros indicios de elementos. Entre las islas el Mistolar y Seca aparece un salvavidas vacío, al sur de la Isla Seca navegaba a la deriva la lancha con motor fuera de borda sin ocupantes en su interior, con una soga que daba muestras de haber arrastrado algún elemento ( tal vez el bote) y un remo flotando en las inmediaciones.
Los baqueanos en sus lanchas pusieron proa al sur, y en un lugar intermedio entre la costa y la Isla Seca dieron con un cuerpo flotando ya que tenía puesto el salvavidas … era Juan Carlos Pacheco”.
Los días pasaron, la desazón invadió a familiares y amigos de los cinco jóvenes que aún no habían aparecido .Entre los días 11 y 16 de septiembre de 1988 sus cuerpos fueron encontrados en las aguas de la Mar Chiquita, cerrando de esta manera una de las tragedias más dolorosas sufridas por la localidad.
Mónica Martin, hermana de Fernando Darío Martín y prima hermana de René y Sergio Saker, quiso sumar su testimonio, personalmente valoro su tiempo y fortaleza ante este dolor que permanece inmutable al paso del tiempo:
” Mí hermano se llamaba Fernando Darío Martín, tenía 19 años, junto a mis primos Sergio Gustavo Saker de 26 años , René Daniel Saker de 32 años y Nelson Sosa de 18 años, decidieron salir de pesca a campo Mare, acompañados por mí papá. Para ellos esas salidas eran una fiesta. Recuerdo que ese fin de semana sería largo, feriado el lunes, eran unos días muy lindos casi primaverales, con buena temperatura, ante esto prepararon todo y partieron . Mí papá con mucha tristeza relataba que el domingo de la tragedia se presentaba con una laguna tranquila y mucho pique, por eso los chicos decidieron embarcar, lo invitaron pero como había mucha gente él decidió quedarse a cuidar las cosas. Recordaba que de un momento a otro al atardecer el clima cambió, un viento sur muy fuerte y frío hizo que las embarcaciones cercanas volvieran a la costa. Pero mí hermano y primos estaban más lejos y no pudieron regresar. El pidió a gritos ayuda y fue cuando Juan Pacheco sin dudarlo salió a socorrerlos. Ninguno volvió. El lunes cerca del mediodía estábamos en casa , sonó el teléfono y escuché los gritos y el llanto desgarrador de mamá, papá le estaba contando lo sucedido. Fue terrible para todos. Esa misma tarde mamá viajó a la Para y no volvió a casa por 32 días, tiempo que llevo a que encontraron el cuerpo de mí hermano, él fue el último en aparecer, cuando ya casi nadie lo buscaba. Mamá estuvo en casa Sacavino, cuidada, contenida pero con el alma destrozada. Por esos días la solidaridad de los vecinos del barrio se hacía presente en sobres con dinero que dejaban a través de las rejas para comprar nafta para las embarcaciones que trabajaban en el operativo. Fueron momentos muy duros.
Mis primos Saker eran únicos hijos, recién casados y a punto de ser padres,sus hijas nacieron mientras los buscaban , la familias quedamos destruidas. Sus cuerpos están sepultados todos juntos en el cementerio San Jerónimo. De esto me quedo el miedo al agua y a la tormenta de Santa Rosa, contarte esta terrible vivencia es una manera de mantenerlos vivos en el recuerdo…”
A las exequias de Juan Carlos Pacheco la concurrencia fue masiva, en silencio y sumidos en un profundo dolor, la comunidad acompañó a este héroe sin capa, que en un acto de arrojo y conociendo las posibles consecuencias, no dudo en entregar su vida para ayudar.
Tiempo después el intendente municipal de la localidad de la Para Oscar Mansilla decidió llamar a una calle y a un conjunto habitacional con el nombre del protagonista de esta triste historia.

Por su parte el actual intendente municipal Martín Guzman al cumplirse en el año 2013, 25 años del terrible hecho, rindió homenaje, integrándolo a la mitología popular, erigiendo un monumento de escultura representativo en la plazoleta del barrio que lleva su nombre.
Nuestra gente y sus vivencias , nuestra región y sus historias … Gracias inmensas Cintia Pacheco, Élder Omar Candusso, Mónica Martín.
Gracias Mariana Zapata – Había una Vez
